Estanque Batracia -Parte I-

09.11.2011 14:15

 

 
Plops plops dijo la sapa Anasancreta (omitan pensar que es un error de imprenta, ella se denomina sapa)

Plaps plaps dijo el sapo que croqueo croqueando demostrando que el era el macho (aunque se llame Rene)…

Plips plips dijeron los renacuajitos.
 
Por esas cosas que pasan, por el solo hecho de que deben pasar, el estanque se mudo al cuerno de un toro…
 
Anasancreta, el sapo macho Rene, y los futuros sapos y sapas, mudaron su esencia se sapos a garrapatas.
 
Obviamente garrapatas invasoras, que picaban y mordían al toro Leónidas.
 
La tora (no vaca, sino tora) Marciana mando,a su esposo al toro Leónidas,a que se duche en el estanque de hormigón.¡ El toro no quería bañarse! hubo muuuss y brrrsss; como los muusss ganaron, el toro se tuvo que ir a bañar, aunque igualmente para demostrar su hombría grito: ¡ ALCÁNZAME EL JABÓN!.
 
Anasancreta, el Macho Rene y los sapos y sapitas se fueron por el desaguadero, terminaron en un estanque de cielo, mucho mejor del que tuvieron.
 
Por esas cosas que pasan, muy de vez en cuando, quizás cada cinco minutos en tiempos lunares, la sapa y la tora dijeron a sus sapo y a su toro respectivos, un fuerte :¡YO TE LO DIJE!
 
Mi mente tan acostumbrada a Cicerón y a Hobbes, no podía convencerse de la veracidad de todo lo que mis ojos vieron, pero lo juro esto sucedió a la vuelta de mi palacio, les doy la dirección: Bulevar parisino, numero infinito, entra las calles perpendiculares Don Aristino Girasol y Pucheta Colibrí, mas precisamente en la casa de mi amiga Flora.
 
Le pedí una consulta al Sol, me dio cita : día nublado a las 4: 30 AM, fui vestida de amapola, le expuse claramente todo lo que sucedió. el me miro con sus ojos de hielo:
 
- ¡Querida! ¿porque te preocupas tanto?
 
-Sol ¿yo me volví loca? no encuentro explicación racional para esto…
 
-¡Querida esas con cuestiones de genero!
 
- ¿De que?
 
- De genero, ay niña… entenderás cuando estés casada, ahora me voy, debo ir a cocinar, la Luna quiere desayunar empanadas con pasas.
 
Y así me quede, con hambre de empanadas, mirando una rana.
 
 
Autor: Nadia Sandez
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